Fomentando La Lectura En Nuestros Hijos e Hijas

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La Lectura es muy importante para el desarrollo de la competencia analítica y reflexiva de nuestros hijos e hijas, aquí ponemos a su disposición la siguiente lectura

Cómo fomentar la lecto-escritura en niños de 7 a 10 años

Los niños que no escuchan son aquellos que no son escuchados. No hay aprendizaje sin capacidad de escucha; la “comprensión lectora” es, esencialmente, atender. Carmen Espinosa Ballestero Maestra de Educación Primaria

Una baja comprensión lectora es la principal causa retraso escolar en la etapa de la Educación Primaria: el niño/a se va distanciando de sus iguales en adquisición de contenidos, al tiempo que presenta un rendimiento progresivamente bajo en las pruebas escritas, porque no entiende bien las preguntas o instrucciones.

Al cumplir los siete años la mayor parte del alumnado ha alcanzado la madurez suficiente para entender textos concebidos para ellos. Sin embargo, muchos son los que no entienden bien lo que leen.

La comprensión lectora afecta, como no puede ser de otra forma, a todas las áreas curriculares, pero se deja notar más palpablemente en la resolución de problemas de matemáticas, por una parte, y en el desarrollo de la autonomía personal para el estudio, por otra.

Para adquirir una comprensión lectora eficaz propongo trabajar, simultáneamente, tres destrezas comunicativas básicas: la lectura en voz alta, la producción escrita y la expresión oral, partiendo de que, en esencia, la estrategia a utilizar para cada una de ellas es la misma: organizar información para, después, extraer o emitir bloques de significados.

El fomento del hábito lector se apoyará, en un segundo paso, en la mejora de esas tres competencias.

¿De qué nivel se parte?

Antes de empezar a trabajar es interesante valorar el nivel concreto de comprensión lectora que posee el niño/a para, después, poder hacer comparaciones entre el punto de partida y los avances que se vayan produciendo. Usaremos dos variables:

1) el grado de reconocimiento de los signos de puntuación por parte del niño, detectable a través del tono que emplea al leer en voz alta.

2) el grado de lectura en voz alta fiel al escrito, es decir, la frecuencia con que el menor sustituye una palabra escrita por otra que empieza igual.

(No hay que descartar que haya un problema de nitidez en la visión del niño, que le lleve a sentir pereza ante la lectura, sin que él mismo sepa expresar que no ve bien).

1 – Mejorando la lectura en voz alta. Ofrezca un modelo.

Estrategias afectivas:

1) Se dice al niño que coja a la vergüenza en brazos, y la deje en el pasillo o dentro de un armario.

2) Se dice al niño que suba el volumen de voz torciéndose una oreja.

3) Se dice al niño que escoja “un tercero” al que dirigir la lectura: un peluche, una mascota, un hermano pequeño, su bici, etc.

4) Se busca un momento tranquilo y de buena sintonía con el niño. Se alaba sus progresos. No se le censura, ridiculiza o compara con nadie, sin olvidar que leyendo en voz alta pone en juego su autoimagen.

Estrategias didácticas:

1) El adulto lee para él/ella haciendo de modelo, teatralizando la entonación, y remarcando los signos de puntuación, especialmente los de interrogación.

2) Se le pide leer el mismo texto con uso pleno de su expresividad.

3) Se le graba en vídeo y se le pide que se valore. Al grabar hay que decirle que debe levantar la vista del escrito en cada punto, y mirar brevemente a la cámara.

4) Se realizan otras grabaciones en las que que él/ella lea de una pizarra situada detrás de la cámara, de forma que parezca que está hablando.

5) Cuando se noten mejoras, se le explica que se lee primero “por dentro” hasta un punto o una coma próxima y luego se verbaliza lo leído.

Tipos de textos a utilizar:

Es común el error de utilizar únicamente textos narrativos para la mejora de la comprensión lectora, cuando lo que realmente se utiliza para estudiar son textos expositivos. En cualquier caso, es necesario alternar distintos tipos de textos, pues cada uno requiere de entonación específica. Con cada uno de los textos se debe ofrecer un modelo de lectura que el niño/a imitará a continuación.

1) enunciados de problemas de Matemáticas o de Lengua, necesitados de una comprensión precisa (también llamada intensiva) para poder desarrollarlos:

– se lee para él/ella exagerando el tono de las interrogaciones.

– se explica al peluche, bici… lo que exige el enunciado.

– se pide al niño que nos imite con otro problema.

2) relatos breves (comprensión extensiva) en los que se distinga con facilidad un planteamiento, nudo y desenlace. El niño, después de las dos lecturas (adulto y niño), vuelve a contar la historia con sus palabras a su peluche, bici…

3) poesías ya que, al ofrecer un ritmo y una armonía formal, obligan a la expresividad del tono.

4) chistes escritos, ya que permiten el trabajo sobre diálogos ágiles, y el uso intenso de exclamaciones e interrogaciones.

5) Noticias breves y amenas, como las incluidas en la sección “Mundo Singular” de la revista “HOLA”.

Como vemos, la comprensión lectora se trabaja directamente a través de la expresión lectora, valiéndonos de su estrecha interdependencia en este estadio de madurez del lector/a.

2- Fomentando la producción escrita: escritura creativa y escritura copiando. Respete la elección del niño/a.

Entenderemos por producción escrita tanto la escritura creativa como la copia de textos, realizada ésta bajo las premisas que más abajo se desarrollan.

Escritura creativa.

Estrategias afectivas:

1) No recrimine al niño por la excesiva brevedad de las primeras producciones, ni haga referencias directas a la caligrafía ni a la ortografía. Únicamente se puede decir “haz la letra más grande y más redonda, separando más las palabras, para que se entienda mejor cuando lo acabemos”.

2) Nombre varios posibles destinatarios del “libro” (tíos, amigos, abuelos…)

3) Prepare un archivador de bolsas de plástico al que se añadirá una portada con el título “Cuentos, noticias, poesías y chistes de “nombre del niño”, de forma que él/ella tenga claro desde el principio que su trabajo se materializará en algo tangible.

Estrategias didácticas:

1) Con la colaboración de adulto y niño, se inventa un cuento, noticia o chiste, o se recuerda alguno conocido por el niño.

2) Se prepara una hoja con cuatro viñetas en blanco y, colaborando con el niño, se dibujan las cuatro escenas fundamentales de una historia (puede ser un relato inventado o conocido, del que se realizará una versión personal).

3) Se dibujará primero la escena uno – planteamiento-, después la escena cuatro- desenlace- y, por último, la 2 y la 3 con el nudo desdoblado en dos momentos del relato.

4) Se escribirá el cuento, noticia o chiste con arreglo a la secuencia ya dibujada.

Escritura de copia de textos.

Estrategias afectivas:

1) La copia de textos no debe emplearse como castigo, (si su profesor/a lo hace, -se evitará hablar de ello): castigar a copiar provoca rechazo, es decir, el sentimiento antagónico al que estamos intentando despertar.

2) Los dibujos que utilice el niño nunca deben ser corregidos -salvo que él pida ayuda – y sí alabados sistemáticamente, pues se trata de su expresión espontánea.

Estrategias didácticas:

1) Deje al niño que escoja un texto libremente y, dentro de él, que seleccione los párrafos que más le gusten, que los copie en media cara o una cara de folio, y que lo ilustre como quiera.

2) Utiliza papel blanco con una plantilla de líneas debajo.

Tipos de textos:

Conviene usar textos de tres tipos: narraciones, noticias y poesías, pero siempre respetando la elección del menor.

3- Trabajando la expresión oral. Despierte sus ganas de comunicar.

Hay que considerar una cuestión clave para el trabajo de esta destreza: los niños que no escuchan son aquellos que no son escuchados. No hay aprendizaje sin capacidad de escucha; la “comprensión lectora” es, esencialmente, atender. Por tanto, no es posible avanzar hasta que el menor se sienta escuchado. Convencer al niño/a de que le estamos escuchando es un proceso, no una acción puntual, que se puede dilatar en el tiempo, dependiendo de la magnitud de la brecha en la comunicación de que se parta.

Estrategias afectivas.

1) Conviene dedicar una atención consciente y evidente al niño cuando cuenta sus cosas, de forma que él/ella se sienta verdaderamente escuchado.

2) Es importante aprovechar los discursos del niño en los que se justifica ya que, al ser relatos complicados e, incluso, contradictorios, el esfuerzo por estructurarlo será mayor.

3) Evite el uso de tópicos antes de que acabe (“algo harías”, “siempre igual”, “eres un desastre”) y mostrar un respeto absoluto por su explicación, antes de emitir nuestra opinión.

4) No de la razón a lo profesores como un tanque por miedo a desautorizarlos. Esto es un error común que desalienta a los menores a contrastar sus opiniones con sus padres. Antes de eso, se puede decir “no estoy de acuerdo con tu profesor/a en eso, pero si ella lo cree así, vamos a tenerlo en cuenta para que sigas estando a gusto en clase”. Después, se puede ensalzar alguna virtud de la profesora en cuestión, con el fin de que el niño no se agobie al notar contradicciones entre los adultos que tiene como referencia.

Estrategias didácticas.

1) Ayudele a encontrar las palabras y expresiones que el niño quizás no halle por sí solo, evitando un tono didáctico que, por el contrario, le refuerce el sentimiento de ser escuchado.

2) No plantee las conversaciones en forma de pregunta/respuesta, para evitar que se sienta interrogado. Es mejor contar sus propias anécdotas, intercaladas con las del menor. Este punto puede resultar desalentador, al principio, pues llevará un tiempo que el niño se abra, dependiendo del grado de incomunicación al que se haya llegado.

3) Evitar que vea debates televisivos con formatos pretendidamente espontáneos en que los participantes se tratan a coces por exigencia de sus contratos. Antes que eso, hay que ofrecerle un modelo de escucha educada, sin excesivas interrupciones ni demasiados gritos.

4- Inculcando el hábito lector. No es posible obligar a disfrutar.

Al contrario que en la producción oral, el hábito lector no parece modelarse desde el ejemplo, como tampoco ocurre con algunos hábitos también deseables: orden, higiene… Se trata de una categoría de costumbres en que el énfasis produce, con frecuencia, el efecto contrario. Es necesario activar, por tanto, sistemas indirectos de persuasión:

1) No mostrar ansiedad delante del niño/a porque no lea espontáneamente.

2) Hacer un uso racional del televisor. Idealmente debería estar apagado si el niño está en la habitación, salvo que se haya decidido poner un programa específico para él. De esta forma es más probable que el niño acabe buscando un libro.

3) Inculcarle la costumbre de meterse en la cama pronto, con una buena luz de lectura, y ofrecerle que lea un rato por su cuenta “para dormir mejor”.

4) Respetar la descalificación del libro por parte del niño.

5) Preguntarle por el contenido de lo que está leyendo, sin insistir.

6) Fomentar las visitas a la biblioteca pública.

7) Darle libertad para releer, saltarse páginas o no terminar los libros.

8) No apartarle de lecturas de cómics, prensa deportiva o textos de escaso valor literario, pues el hábito lector se creará igualmente a través de ellos; abrirse a textos de calidad ocurre en una segunda etapa. Por tanto, conviene indagar sobre sus gustos y conseguirle libros que, realmente, le apetezca leer. Ver: Pennac, Como una novela. Pearson 1995″.

Fuente: Revista Digital del portal de Educación

http://revistas.educa.jcyl.es/revista_digital/

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